Los huevos son un elemento muy combinable y que enriquece de manera maravillosa muchas de nuestras recetas. Particularmente los huevos duros de por si son muy sabrosos, pero ya sean picados, en rodajas o desmoronados, complementan la proteína de muchos platillos y dan un hermoso toque color, textura y sabor a sopas, ensaladas y diversos guisos.
Tener a la mano en la cocina algunos huevos duros puede ahorrarnos tiempo a la hora de cocinar, facilitándonos la tarea de preparar vistosos platillos para cualquier ocasión, desde bocadillos rápidos si recibe invitados imprevistos, y hasta comidas sofisticadas o cenas ligera para agasajar a nuestra familia y amigos.
Aquí tiene algunos consejos prácticos:
- Los huevos frescos son más difíciles de pelar después de cocidos, por lo que es preferible utilizar huevos que ya tengan algunos días refrigerados.
- Coloque los huevos en una sola capa en una cacerola. Añada agua corriente suficiente, por lo menos 1 pulgada por encima de los huevos.
- Coloque sobre el fuego, tape la cacerola y deje hervir por 8 o 10 minutos a partir de la ebullición.
- Apague el fuego, si es necesario retire la olla del quemador para evitar que continúe la ebullición. Déjelos reposar por un par de minutos.
- Inmediatamente después páselos por agua fría, o colocarlos en agua con hielo hasta que se enfríe por completo. Una vez enfriados puede utilizarlos, o bien, refrigerarlos con su cáscara, tienen una duración de una semana aproximadamente.
Para terminar, permítame sugerirle utilizar un cortador especial para huevos duros, con él podrá obtener cortes perfectos y uniformes lo que es muy recomendable para decorar y resaltar nuestros platillos.